Madeira no es un lugar seguro para los que pretenden unas vacaciones de sol y playa.

Esta isla de origen volcánico y frondosa vegetación de intenso verde tan pronto luce sol como llueve con furia, eso si sus temperaturas permanecen estables en torno a unos 20 º

Quienes la conocen dicen que posee uno de los paisajes más exuberantes del mundo, con gran numero de cascadas, algunas con caídas que precipitan sus aguas al vacío desde alturas que rondan los mil metros y por supuesto, el Bosque de Laurisilva único en el mundo, declarado Reserva mundial de la Biosfera.

Las sucesiones de socalcos aterrazan el terreno para adecuar sus empinadas laderas a la agricultura, forman un paisaje excepcional modelado por el hombre a lo largo del tiempo.

En esta isla crecen plátanos, mangos, chirimoyas, naranjos, olivos y las vides con las que se produce el conocido vino de Madeira.

Hasta hace pocos años desplazarse por la isla era una ardua tarea, solventada hoy en día por la construcción de algunos túneles estratégico que comunican los extremos de la isla.

La población de Madeira se concentra en la ciudad de Funchal, su capital, pero a lo largo de nuestras excursiones por la isla, podremos encontrar los característicos agrupamientos de casitas blancas en los lugares más abruptos e inverosímiles.