En Sudáfrica acaba el dominio de la minoría blanca (apartheid) con la firma de una Constitución interina.
Con la palabra "apartheid" se denominó, en Sudáfrica, al sistema de segregación racial, opresión y explotación establecido por los blancos, la minoría gobernante (3 millones), para tener bajo su control a la mayoría no blanca (12 millones) y a los asuntos de la República. En lengua Afrikaner, el término significa "separación", y sirvió muy bien a los efectos de describir esa rígida división racial.
La lucha contra el "apartheid" fue universal y la condujeron, además de los Órganos y Comités de la ONU, organizaciones privadas y públicas de todo el mundo. Incluso la Conferencia Sudafricana de Obispos Católicos reafirmó, en 1964, la política oficial de la Iglesia Católica contraria al "apartheid". En 1957, la Conferencia dijo que "el principio básico del "apartheid" es la preservación de lo que se llama la civilización occidental. Esta se identifica con la supremacía blanca, de los derechos políticos, sociales, económicos y culturales. Las personas de otras razas se deben satisfacer con lo que el hombre blanco juzga que se les puede conceder sin poner en peligro su posición privilegiada. La supremacía blanca anula la justicia. Margina las enseñanzas de Cristo.